Soy una apasionada de la arquitectura, de la decoración, de los pequeños detalles, coleccionista de imágenes mentales que me hacen sonreír y admirar la belleza del mundo que me rodea. Pero una de las cosas que más me entusiasma es descubrir cosas nuevas dentro de las cotidianas, no me suele pasar, porque en cuanto a decoración tiendo a fijarme mucho en los detalles. De ahí lo importante que es para mí este suceso. Como diría una amiga mía, la belleza se muestra cuando dejamos de mirar para ver.
Hoy he ido a una biblioteca de mi ciudad, a la que sólo voy en casos puntuales y siempre con prisas. Siempre que he ido, me he dirigido directamente al mostrador de la biblioteca (situado a la derecha de la entrada), he realizado las gestiones que tenía q realizar y me he marchado. Pero hoy ha sido diferente. Hoy por primera vez he mirado a la izquierda y al levantar la vista he descubierto la rehabilitación del edificio que alberga a la biblioteca y a un centro cívico del que yo no había reparado (reconstrucción que tiene unos añitos, para que engañaros). Y cual ha sido mi asombro y mi emoción al ver el techo y las paredes decoradas por unas inmensas pinturas que convertían el edificio en algo único. El edificio del que os hablo es el antiguo mercado central de Valladolid (estéticamente no muy bonito), actualmente reconvertido en biblioteca, centro cívico, centro de jubilados, ambulatorio (todo muy bien organizado). Está situado en las Delicias un barrio no muy céntrico ni rico de Valladolid, de ahí mi alegría al descubrir esa obra de arte en ese sitio, porque en mi ciudad como en todas las grandes obras se realizan en el centro y en los barrios más nuevos de las mismas.
He realizado unas fotos del edificio y del interior, aunque no son capaces de reflejar realmente lo bonitos que son los murales. Así que, si algún día venís por mi ciudad y queréis verlo, la entrada es gratuita.
Esta es una entrada más personal que el resto. De vez en cuando iré metiendo alguno de mis descubrimientos.
